¿Ganar dinero o seguir un sueño? (con Gildedguy) / Parte 3
Michael se decidió a buscar un nuevo trabajo. Pero, ¿tendrá lo que hace falta para dar el primer paso?
Interpretando “Gildedguy gets up” (parte 3)
Acto V: Dando el primer paso
—Lunes en la tarde, puesto de trabajo de Michael—
¡¿Qué rayos estoy haciendo…?!
Me encontraba de vuelta en mi puesto de trabajo, apoyando los codos en mi estación mientras cubría mi rostro con mis manos. Papá vendrá en cualquier momento para empezar el entrenamiento.
He ahorrado por más de un año, he investigado mis opciones… No hay garantías de éxito, ¡pero hice mi parte…! ¿Por qué, entonces, es tan difícil dar este paso?
“Michael, ¿te encuentras bien?” Preguntó alguien a mi lado. Volteé con pánico esperando ver a papá, pero se trataba de una compañera de trabajo.
“Lo siento, Abigail. No te preocupes por mí, ya se me pasará…” Le expliqué, pero no parecía convencida.
“Mm… ¿Por qué no solo pintas en letrero que tienes en frente? Seguro ayuda a relajarte.” Explicó con una sonrisa.
“¿Relajarme?” Volteé a ver en lienzo de madera, y mi mente me mostró el mismo letrero que he estado pintando una y otra vez durante los últimos 4 años… Entonces, sentí un vacío muy profundo en el pecho.
“¿Pintar el letrero… otra vez…?”
Entonces, sentí como si el tiempo se pausara por un instante. Me imaginé a mí mismo pintándolo una y otra vez durante meses, luego años, luego décadas…
“¡Michael…! ¡¿Qué ocurre…?!” Llamó Linda. Entonces sentí las lágrimas rodar por mis mejillas.
¿Cuánto más piensas castigarte de este modo? ¿Cuánto más piensas enterrar tu sueño? ¿En serio piensas vivir así el resto de tu vida?
Sequé mis lágrimas y me puse de pie. Tomé el pincel más grande que tenía, una brocha enorme que parecía una mopa, y la sumergí sobre un balde de pintura mágica. Entonces, alguien me llamó de nuevo, intentando llamar mi atención.
“¿Qué estás haciendo?”, preguntó Abigail.
“¡Oh! Lo siento. La verdad es que pensaba renunciar hoy, y mis emociones están algo ajetreadas.” Respondí, frotando mi nuca. Mi comentario pareció sorprenderla, pero luego me devolvió una sonrisa aliviada.
“Lo haces para dedicarte a los dibujos que haces por la noche, ¿verdad?” Esquivé su mirada con vergüenza por solo un momento. Pero… No, no voy a avergonzarme de mi vocación.
“Sí. Eso es lo que amo hacer, y quiero dedicarme a ello de verdad.” Le indiqué, y su sonrisa se volvió más grande. Acto seguido, presentó su mano para estrechar la mía.
“En ese caso, te deseo lo mejor.” Dijo con una gran sonrisa. Entonces, estreché su mano.
“Gracias, Abigail. Por todo.”
“No te preocupes, sé que lograrás grandes cosas.”
Luego de eso, Abigail regresó a su puesto. Mientras tanto, yo volteé hacia la salida de la fábrica, una puerta pequeña muy lejos de mí, cerca de la oficina de papá, y algunos pisos más arriba. Entonces, tomé mi pincel y pinté un escalón. Probé a ver si sostenía mi peso, y luego dibujé otro, y otro.
Papá no me tomará en serio si no lo hago en grande… Es hora de mostrarle que yo también encontré mi vocación.
Así que, me puse mi máscara, y empecé a subir.
—Instantes más tarde, de camino al puesto de Michael—
“¡Hay alguien volando allá arriba!”
“¿Qué…?” Volteé a ver a dónde señalaban los trabajadores, y encontré a alguien en el aire… ¿Caminando sobre trazos de pintura?
Todos dejaron de trabajar para verlo. Me irritó como las voces y el cuchicheo pronto inundaron el ambiente. Entonces, uno de los comentarios me aturdió.
“Oigan, ¿ese no es Michael?”
¿Michael…? El uniforme… ¡La pintura!
¿Cuándo fue que descubrió su vocación? ¿A dónde va? Se está acercando a…
“¡No…!”
Como si conocieran mi voluntad, las monedas que cargaba rodearon todo mi cuerpo, cubriendo mi campo de visión. Segundos más tarde, las monedas cayeron, y yo me encontraba de pie en el balcón, viendo de frente a mi hijo mientras él flotaba sobre trazos de pintura.
“Hola, papá.”
“¡¿Qué significa esto, Michael?!” Él esquivó mi mirada por un momento, pero entonces volteó a verme directo a los ojos, y dijo:
“Renuncio”.
—En el aire, frente al balcón que acompaña a la salida de la fábrica—
El rostro de papá se llenó de ira, pero ya fue suficiente de jugar a la víctima. Si no muestro firmeza ahora, él no podrá confiar en mi decisión.
“¿Abandonarás tu estabilidad por un sueño con el que podrías pasar hambre?”
“Sí. Si con eso puedo disfrutar mi día a día, entonces sí.”
Papá empezó a reír con ironía. Pero, detrás de esa falsa sonrisa, su molestia era evidente.
“Hijo mío… La vida es más cruel de lo que crees. Solo los niños viven de sueños, porque los adultos tenemos algo más importante que resolver…” Clink, Clink, Clink. En el suelo, desde todas direcciones, escuché monedas golpearse entre sí. Al principio fue leve, pero aumentó en volumen hasta convertirse en un estruendo. “Tú piensas que esa tinta puede mantenerte a flote. Pero, permíteme mostrarte lo que está faltando en tus planes…”
Las monedas saltaron al aire en lo que parecía una erupción de oro. Primero fue una, luego otra y otra, hasta que 5 géiseres levantaron una tormenta de monedas a mi alrededor.
“El dinero no lo es todo en la vida, papá.”
“Esas son las palabras de un niño, Michael.” Papá levantó las manos, como si fuera el conductor de una orquesta. “Dime, ¿ya conseguiste otro trabajo?” Con su pregunta, un grupo de monedas salió disparado hacia mí como si fuera una bala de cañón. Apenas tuve tiempo de esquivarla.
“Pienso trabajar por mi cuenta por un tiempo.”
“Ah, pero aún no tienes clientes esperándote.” Otra bala, también la esquivé. “¿Estás seguro de que conseguirás suficiente clientela?” Una más, pero esa sí me dio. Tuve suerte de que mi uniforme me protege un poco. Me paré sobre un nuevo trazo, pero me encontraba más abajo que antes.
“No tengo idea, pero no lo descubriré si no lo intento.”
“Mm… Pero, sin trabajos, ¿cómo comprarás tus materiales de trabajo?” Y, a partir de aquí, las balas no pararon. “¿Qué pasa si se te daña algo importante? ¿Si te enfermas? ¿Si no ganas lo suficiente para pagar la renta? ¿Para comer bien? ¿Para promocionar tu trabajo? ¿Para pagar abogados o servicios de terceros?
“¿Siquiera podrás salir a ver una película? ¿Cuándo conocerás una pareja? ¿Te imaginas no poder invitar a salir a una chica? ¿La harías pagar por ti? Y, por cierto, ¿cuándo comprarás una casa? ¿O un auto? ¿Cómo costearás hijos en el futuro? ¿O la mascota que querías? ¿O esa nueva consola de videojuegos?”
Pregunta tras pregunta, cada una iba acompañada de una pesada bala de monedas. Algunas las esquivaba, otras las bloqueé con pinceladas, pero muchas me golpearon con fuerza. En este punto, casi había vuelto a mi puesto de trabajo. Incluso, alcanzaba a ver a mis compañeros frenéticos por la lluvia de oro a su alrededor.
“¡Es hora de que abandones esos sueños de niño, Michael!” Exclamó papá, gritando para hacerse escuchar. “¡Quédate, y vive la vida de un adulto exitoso!”
Y, con esa última oración, las monedas me derribaron; sepultándome en una tumba de oro sobre el suelo… Sentí el frío de las monedas en mi cuerpo. Sin embargo, mi mente no se detuvo en medio de la oscuridad.
¿Un adulto exitoso…?
Sí, si me quedo aquí, estoy seguro de que algún día tendré el futuro que tú deseas para mí.
Una esposa, un hogar propio, una mascota, y todo lo que el dinero pueda comprar…
Pero no lo disfrutaría. Porque sufriría 8h horas de cada día, forzándome a hacer algo que no quiero hacer, deseando que las horas pasen lo más rápido posible, con la esperanza de llegar a casa para dibujar algo que no podré compartir con nadie…
¡Eso es como ser un prisionero, esperando a que las horas y los días pasen para cumplir una condena! ¡Eso no es vida!
Noté que las cerdas de mi pincel terminaron muy cerca de pecho, así que deslicé mi mano hacia ella y la apreté para liberar un montón de pintura.
Acto VI: Resolución
—A mitad del aire, cerca del puesto de trabajo de Michael—
“Ojalá nos hubiéramos ahorrado el numerito, pero creo que eso será suficiente.” Dije para mis oídos, mientras me acercaba a Michael sobre un camino hecho con monedas de oro.
Me detuve a ver la cama de monedas que ocultaba a mi hijo. Entonces, se me escapó un suspiro. No me gusta llegar a estos extremos para educarte, hijo mío…
“Creo que fue suficiente por hoy… Podemos empezar tu entrenamiento mañana, si prefieres.” Le indiqué en voz alta. Pero, de pronto, algo extraño empezó a ocurrir con las monedas que cubrían a Michael. Empezaron a moverse… a fundirse…
Momentos después, Michael se levantó, pero las monedas habían desaparecido. En su lugar, todo el oro se había mezclado con su uniforme, brindándole una armadura dorada que me resultaba familiar de alguna parte. Luego, una vez más, Michael me vio directo a los ojos, con su enorme pincel en mano, y dijo a todo pulmón:
“¡No pienso ser víctima de mis circunstancias! ¡No me importa si fallo 100 veces, no aceptaré una vida miserable sin antes luchar por algo mejor!”
Michael hizo un trazo con su pincel, levantando un pilar de tinta. Entonces, él lo sujetó, y la pintura lo alzo hasta llevarlo a mi altura, donde se paró en mitad del aire sobre un nuevo trazo de tinta. En ese punto, las nubes habían bloqueado el sol, bajando el nivel de luz en la fábrica solo un poco. Sin embargo, la armadura de Michael brillaba como un faro en tan sutil oscuridad.
“Parece que aún no aprendes la lección…” Intenté someter su armadura, pero el oro no respondió a mi voluntad. Aquello me enfadó, así que me dispuse a aprisionarlo con monedas una vez más. Sin embargo, Michael hizo un trazo largo con su pincel, y la pintura interceptó todas las monedas que lancé. Acto seguido, las monedas se fundieron y mutaron en estatuas de oro que caerían para decorar la fábrica.
¿Cómo lo…? Intenté recuperar el oro de las estatuas, pero ya no me respondía. ¿Puede neutralizarlo? Pero, eso significa que… No…
“¡No!”
Reuní todas las monedas que pude y empecé a bombardearlo. No podía mostrar clemencia, ¡si le doy tiempo para reaccionar, entonces no podré detenerlo! Pero, a pesar de eso, Michael no parecía retroceder. Esquivaba y bloqueaba mejor que antes, creando un sin fin de estatuas en el proceso. Y los pocos golpes que logré asestar eran detenidos su nueva armadura. Nada de lo que hacía lo forzaba a retroceder.
“¡Papá…! ¡Por favor…!” Intentó decir mientras repelía mi ataque. Entonces, yo empecé a retroceder, a cambiar al ángulo de mis ataques, pero Michael realizó varios trazos al aire y empezó a deslizarse por ellos para acercarse hacia mí. “¡No quiero ir en tu contra!”
“¡Tu madre y yo no te criamos para esto!” Exclamé, a la vez que aumenté la potencia de mi ataque. “¡Queríamos que obtuvieras un trabajo estable! ¡Una familia! ¡Un hogar!” Michael apenas logró bloquear mis últimos ataques, que no paraban de subir en intensidad y frecuencia.
“¡Lo sé!” Respondió Michael, intentando librarse de la tormenta de oro. Ya no me quedaban monedas. Solo tenía suficiente para un último gran ataque. Esto será peligroso, pero no me quedan cartas por jugar… ¡Es esto o nada!
“¡¿Entonces por qué nos haces esto?!” Construí una pequeña casa con las monedas que me quedaban, un pequeño símbolo de mis deseos, y la dejé caer sobre él.
Sin embargo, para mi sorpresa, Michael no intentó detenerla. Al contrario, entró en ella y la recorrió mientras giraba en el aire, hasta que salió volando por una de sus ventanas.
“¡Suficiente!”
Entonces, un gran trazo de tinta se estiró hasta golpearme en el pecho, haciéndome volar hasta estrellarme contra la salida de la fábrica.
—Instantes más tarde, bajo el balcón que acompaña a la salida de la fábrica—
Me volteé con apremio para detener la casa de monedas que caería sobre la fábrica. Por suerte, esta perdió su forma a medio vuelo, desmoronándose en una lluvia de monedas. Así que lancé un trazo de pintura para detener la mitad, y permití que el resto cayera libre.
Sin embargo, en mi prisa, olvidé que yo mismo estaba cayendo… Alcancé a lanzar un listón de tinta que se aferró al balcón, y luego yo me aferré al pincel. Cerré los ojos durante un momento por el miedo. Y, cuando los abrí, me encontraba balanceándome a un metro del suelo.
Uf… Eso estuvo cerca…
Estiré mis piernas lentamente hasta tocar el suelo, solo entonces corté el listón de tinta para dejarme caer.
Las monedas ya no se mueven… ¿Se acabó?
Di un largo vistazo a mi alrededor. Mis compañeros, que se escondían bajo sus estaciones de trabajo, empezaron a asomar sus cabezas. Y ahora la fábrica estaba llena de estatuas de oro que se parecían a los dibujos que estuve haciendo durante las noches. Supongo que otros sí los verán, después de todo.
Entonces, las monedas empezaron a moverse de nuevo. Pero no con la misma violencia de antes. Al contrario, era un movimiento suave e inofensivo. Volteé hacia el balcón y crucé miradas con papá, quien me invitó a subir con un simple gesto. Entonces, las monedas me rodearon y me levantaron en el aire, sin ninguna hostilidad.
Mientras subía, pude ver la fábrica desde arriba. Todo parecía un caos, con monedas y estatuas dispersas por todas partes. Pero, en lugar de estar molestos, ¡Mis compañeros están viendo las estatuas…!
Todos parecían intrigados por ellas, y a muchos parecían gustarles. Luego, las nubes se hicieron a un lado. El sol se asomó de nuevo, y su luz se reflejó en todo el oro que ahora adornaba la fábrica. En ese momento, sentí una calidez muy reconfortante en el pecho, mientras veia como la fábrica que me atrapó durante años ahora brillaba de un modo que jamás creí posible.
Entonces, llegué junto a papá, quien veía con tristeza la misma fábrica que a mí me llenó de alegría, mientras apoyaba ambos brazos en la baranda del balcón.
“Hola, papá…” Le saludé, él asintió. Conversar con él nunca me resultó fácil. Suspiré y me apoyé sobre la misma baranda. Luego de algunos segundos, continué. “No hago esto para lastimarlos. La verdad que es que me siento muy mal aquí… Por eso, quiero salir y buscar un trabajo que me brinde la misma satisfacción que tú sientes aquí…” Papá no me respondió, pero sé que me está escuchando. Así que continué.
“Quiero encontrar mi propio lugar en el mundo… Pero no será fácil. Y me gustaría contar con tu apoyo para hacerlo.” Me volteé a ver sus ojos. Él volteó y conectó con mi mirada. “Sé que esto no es lo que esperabas, pero es lo que decidí hacer. Y me gustaría hacerlo con tu bendición.”
Papá suspiró y bajó la cabeza. Luego de unos segundos la alzó, frotando su tabique con los dedos mientras cerraba sus ojos. “¿Tienes un plan?” Finalmente, la conversación que estaba esperando.
“Sé qué hacer y a dónde ir. Pero necesito invertir más que algunos fines de semana para lograrlo, por eso decidí renunciar ahora.”
“¿Qué hay de los estudios? ¿Los certificados?
“Estoy apuntando a una carrera artística. Hice algunos cursos en mi tiempo libre, pero los empleadores y clientes suelen darle más valor a tus creaciones pasadas. Y ya tengo algunas bajo la manga.”
“¿Qué hay de los materiales? ¿Tienes dinero para mantenerte mientras encuentras trabajo?”
“Tengo todo lo que voy a necesitar y, si me pongo tacaño, mis ahorros podrían mantenerme durante un año”.
“¿Cómo ves tu oportunidad de conseguir trabajo? He escuchado que es difícil entrar en esa industria”.
“Sí, lo sé. Este proyecto podría salir mal… Pero tengo que intentarlo. Puedo vivir con el fracaso. Pero, nunca me lo perdonaría si no lo intento… Por eso, decidí apostar por mí. Y nadie apuesta con la intención de perder.” Aquello le sacó una sonrisa.
“En serio estás loco…” Respondió entre risas. “Yo no lo haría si fuera tú. Y estoy seguro de que eres la única persona en esta fábrica que quiere intentarlo…” Papá extendió su mano, señalandolos con su mano abierta. Había algo de nostalgia en su sonrisa. “Sin embargo, aún recuerdo cuando yo era joven. Tuve una docena de trabajos antes de llegar aquí, y este fue el mejor que encontré… Pero, quizás sea eso lo que necesitas. La oportunidad de vivir otras cosas, antes de decidir donde quedarte.”
Papá tomó el saco que siempre cargaba encima y lo abrió. Las monedas que me llevaron hasta él empezaron a llenarlo poco a poco. Luego, él lo anudó y me lo presentó.
“Esta es tu liquidación. Espero que te ayude a cumplir tus metas.” Explicó antes de depositarla en mis manos.
“¿E… Esto significa que…?”
“No creo que sea el camino correcto, pero te dejaré probarme lo contrario. Así que aplícate a fondo.” Explicó, y luego señaló la salida de la fábrica con su mano abierta.
No les mentiré. En este punto, sentí una emoción que me recorrió todo el cuerpo. No me contuve y di un paso para abrazarlo.
“Gracias, papá. No sabes lo que esto significa para mí”.
Luego de soltarlo, me dirigí hacia la puerta. Y justo antes de salir, papá me dio un último consejo:
“No importa a donde vayas, no olvides lo que ya lograste. Tu experiencia te ayudará si sabes aprovecharla, y las personas que conociste podrían marcar la diferencia algún día… Además, si las cosas no salen como esperabas, siempre puedes regresar.”
Así fue cómo abandoné mi trabajo en la fábrica, de cómo abandoné un trabajo estable, para perseguir un sueño.
—Baja el telón—
#Lecciones
En la parte 4 😁
Atte.